Monday, June 6, 2011     17:19
 

La mano de obra en el Canal de Panamá

Los verdaderos héroes durante la construcción del Canal de Panamá, lo fueron aquellos miles de trabajadores que hicieron posible, con su gran esfuerzo, que llegara el 15 de agosto de 1914 y festejar el cruce inaugural efectuado por el vapor Ancón.

Muchos otros ofrendaron su vida y murieron victimas de accidentes de muy variada naturaleza, o por las terribles enfermedades ( malaria, fiebre amarilla, tifoidea, disenterías, tuberculosis, pulmonía, etc), que se encargaron de diezmar la fuerza laboral.

Elementos de las más diversas nacionalidades regaron con sudor y sangre cada metro en la terminación de la más grande obra de ingeniería jamás emprendida hasta esa fecha.

Los antillanos, británicos, americanos y españoles integraron la mayoría de este cuerpo laboral, con algunos nacionales de Japón, Grecia, Italia y otros europeos, además de latino-americanos.

Para 1913 los obreros, no norteamericanos, se distribuían de la siguiente manera:

Antillanos: 29667
Españoles: 8722
Italianos: 1941
Colombianos: 1403
Panameños: 357
Ticos: 244
Franceses: 19
Armenios: 14
No Clasificados: 69

El grupo de antillanos, el más importante por mucho, a su vez se desglosaba así:

Barbados: 10448
Martinica: 5542
Trinidad: 1284
Jamaica: 67
resto de las islas: 17391

Al pensarse en los antillanos que trabajaron en las obras del Canal, de inmediato se asocian como provenientes de Jamaica, sin embargo, las estadísticas han demostrado todo lo contrario. Apenas un insignificante número de obreros eran jamaicanos, debido a la prohibición que mantenía dicho gobierno sobre sus connacionales, en el sentido de viajar a Panamá, además de imponerles un alto impuesto para aquellos que todavía insistían en salir hacia la construcción del canal.

Si alguna vez se pensó en traer trabajadores negros de los Estados Unidos, muy pronto se abandonó esta idea, ya que los antillanos habían demostrado que eran fuertes y consistentes en su esfuerzo, además, el costo de la transportación era mucho más bajo.

En cuanto a la mano de obra china, desde los tiempos de John Stevens, ingeniero jefe de la obra en 1906, se trató de reclutarla por medio de avisos en los periódicos, llamando a una subasta para conseguir 5000 chinos, como primera instancia y aumentar gradualmente este total, de acuerdo con su rendimiento.

Al momento final, en esta licitación humana, solo se presentaron cuatro propuestas.

Los ofrecimientos variaban de 10 centavos por hora, a 12.5 y 13.

Otro pliego especificaba a 11 centavos por hora, los primeros 2000 chinos, luego a 10 centavos hasta un número de 11000 obreros y después se rebajaría a 9 centavos, hasta alcanzar un total de 15000.

Esta licitación y las diferentes respuestas obtenidas, dieron inicio a una serie de fuertes protestas en los Estados Unidos, China y Panamá, al punto de cancelarse todo este asunto.

De cualquier forma, opinaba el Gobernador de la Zona en ese entonces, Mr. Charles M.Magoon, los chinos nunca sobrevivirían a tan pesado trabajo en las excavaciones, más allá de ahorrar el dinero suficiente para establecer un pequeño negocio ( víveres, restaurantes, lavanderías, hortalizas, etc), y más tarde lanzarse a mayoristas.( ver EPOCAS, año 4, No. 11, mayo 1987, página 5).

Los trabajadores blancos, de diferentes países fueron aumentando desde 1904, en vista del notable mejoramiento en las condiciones sanitarias de la Zona del Canal (fumigaciones masivas, suministro completo de quinina, drenajes amplios, magnífico servicios hospitalarios y de recuperación.

El último caso de fiebre amarilla fue informado por el Coronel Gorgas, jefe de Sanidad en el Canal, el 23 de diciembre de 1906. La erradicación de tan terrible como atemorizante, desmoralizadora y mortal enfermedad, había tomado cerca de año y medio en Panamá, más que nada por el poco apoyo que recibió Gorgas, en los comienzos de su batalla contra el mosquito Aedes Egypti.

Aún en las altas esferas gubernamentales, se negaban a otorgarle los fondos necesarios que solicitaba, hasta el punto de casi hacer fracasar la campaña de sanidad. El decidido apoyo de Stevens, ingeniero jefe del Canal, fue un factor altamente importante en este aspecto.

Así fue como se perdió un tiempo muy valioso, que de manera similar, significó un mayor número de fallecidos.

Según Gerstle Mack en su extraordinaria obra La Tierra Dividida, "En la erradicación de la fiebre amarilla en Panamá, no hubo nada milagroso: solo ciencia, determinación, dinero y una estupenda cantidad de arduo trabajo. En su guerra contra las enfermedades, la organización norteamericana de salud, tenía dos armas valiosísimas de las cuales carecían los franceses: un gran dirigente, Gorgas, y el reciente descubrimiento del mosquito como transmisor de la fiebre amarilla y la malaria, los dos azotes fatales del Istmo.

En La Habana, como contraparte y donde no existieron estos factores de estancamiento, la batalla contra la fiebre amarilla, duró solamente ocho meses.

En 1908 se habían importado cerca de 12000 europeos, como obreros sin programas.

El desglose en esos momentos era el siguiente:

Españoles.......... 8200 (en 1910 arribaron 2000 más)
IItalianos.......... 2000
Griegos............ 1100
Franceses.......... 20

Los europeos resultaron mejores trabajadores de lo que se pensó originalmente, pero se observó que los negros resistían mejor el clima. Los antillanos a medida que se ajustaban a sus labores, resultaron excelentes.

El número promedio de empleados en los años de la época norteamericana fue aproximadamente:

1905 17000 1910 50802
1906 26547 1911 48876
1907 29328 1912 50893
1908 43890 1913 56654
1909 47167 1914 44329

Las huelgas del personal humano a través de los años no llegaron a representar ningún problema de importancia y jamás por este motivo hubo de interrumpirse el normal desempeño del Canal. En cambio, los derrumbes del Corte de Culebra sí lograron este efecto, ya que en 1914, apenas a unos meses de la inauguración de la gran zanja acuática, hubo de paralizarse el cruce de barcos, por espacio de siete meses, debido a una gran avalancha de tierra del cerro Cucaracha.

Goethals implantó la modalidad de reunirse los domingos por la mañana con los trabajadores, para oir personalmente todo tipo de asuntos, que a la vez servía como una válvula de escape para estos grupos. Cerca de 100 empleados desfilaban esos días para ser escuchados por el Gran Jefe.

A la finalización de las obras, muchos obreros fueron repatriados hacia los Estados Unidos, a costo de este país, mientras otros se dirigieron hacia las fincas de banano de la United Fruit Co.

De cualquier manera, existió una sobre abundancia de mano obra, que determinó una rebaja general de sueldos del 50% en 1919, que motivó un débil conato de huelga, que no obtuvo ninguna reivindicación a sus promotores.

La mano de obra durante la construcción del Canal de Panamá, llegó a convertirse en una liga de las naciones, con diferentes lenguas, costumbres, religión, etc., pero todos ellos con la consigna de ganar buen dinero para abrirse paso en la sociedad en general.

Definitivamente, existió dentro de ese sistema socializado y de paternalismo, un sentimiento de orgullo por llevar adelante y terminar la grandiosa obra iniciada en 1904.

Siempre prevaleció una enorme diferencia entre los trabajadores blancos y negros (gold roll y silver roll ) en los aspectos laborales, sociales y por supuesto,en salarios y beneficios recibidos, algo que la historia se ha encargado de demostrar totalmente injusto.

Tres presidentes norteamericanos tuvieron bajo sus manos la responsabilidad del triunfo: Theodore Roosevelt (1901-1909), William Howard Taft (1909-1913) y Woodrow Wilson ( 1913-1921 ).

De estos Jefes de Estado, no hay dudas que Roosevelt fue "el real constructor del Canal". "No sería un triunfo mayor, aunque hubiera levantado "él mismo" cada palada de tierra en estos trabajos" de acuerdo a la opinión de Goethals.

Los obreros del Canal de Panamá escribieron una maravillosa hoja en la historia, por su lealtad, esfuerzo y orgullo para llevar hasta su finalización, la magnífica epopeya de su construcción, ayudada por la organización y técnica de ingeniería que demostraron los norteamericanos a lo largo de los diez años ( 1904-1914) de su liderazgo.