Monday, June 6, 2011     17:19
 

Ancianos enfermos; jeroglíficos por descifrar

Los ancianos que se enferman siempre han presentado problemas en lo referente a sus cuidados médicos. Los diagnósticos y tratamientos de las múltiples afecciones que los afligen, se desvían de los parámetros empleados regularmente, tanto es así, que fue necesaria la integración de la especialidad conocida como Geriatría, para su mejor manejo y atención.

Existen características muy propias y complejas de estos pacientes que los diferencian y separan de otros, tales como:

  1. la sintomatología, por lo general, se presenta como muy confusa.
  2. las defensas corporales y el mecanismo inmunológico se encuentran en bajos niveles.
  3. hay tardanza en buscar el auxilio facultativo indicado en la mayoría de los casos.
  4. el cuadro clínico se complica con bastante frecuencia.
  5. la respuesta global que ofrecen a los tratamientos perfectamente aceptados en pacientes más jóvenes, es variable.
  6. la facilidad que poseen para desarrollar reacciones secundarias a diferentes formas terapéuticas.
  7. la pérdida del deseo de luchar por la vida que es habitual en los estados depresivos secundarios a enfermedades graves.
  8. las dificultades que en variadas ocasiones surgen al tratar de efectuarles procedimientos especiales de diagnóstico.
  9. los mayores riesgos que tienen de adquirir infecciones secundarias intra-hospitalarias.
  10. la fase recuperativa que obviamente es más lenta.

Los puntos arriba enumerados, nos indican lo difícil que es predecir sus respuestas a variados tipos de tratamientos. Dentro de esta gama de estados patológicos, las pulmonares, principalmente las neumonías, presentan factores de muy alto riesgo. El antibiótico adecuado se debe emplear en forma expedita y en muchas ocasiones por la vía intravenosa.

A menudo, los ancianos se vuelven muy obstinados y demuestran resistencia a continuar con los tratamientos, especialmente si estos son por la vía oral.

Las infecciones urinarias ocupan un destacado lugar en las estadísticas de morbilidad, por el frecuente empleo de sondas vesicales permanentes a consecuencia de problemas prostáticos.

El fantasma de los accidentes siempre los perseguirá. El novelista Gabriel García Márquez en su celebrada obra "El amor en los tiempos del cólera", escribe proféticamente que los ancianos se agravan en la primera caída y se mueren en la segunda.

Las fracturas de la cadera son inmensamente peligrosas, porque la inmovilidad juega un rol de extremada importancia en la aparición de complicaciones de tipo respiratorio. Es decir, que de un problema mecánico se pasa a otro de índole infeccioso, todo dentro del mismo recuadro patológico, en una similar y continúa línea.

Los viejos se ven afectados por problemas cardiovasculares, arterioscleróticos y degenerativos del cerebro, lo mismo que por condiciones oto-oftálmicas y hepato-digestivas.

Los cánceres tienen un rol muy preponderante que jugar en este escenario gigantesco que se ha montado a lo largo de la existencia.

El hombre, en su proceso normal de envejecimiento, atraviesa por una serie de enfermedades que pueden comprometer a uno o varios sistemas de su organismo y como resultante de las muy particulares características que los acompañan, se ve al llegar a las etapas finales de su existencia, convertido en un interesante jeroglífico de diagnóstico y tratamiento, que muy certeramente deben resolver los facultativos que son responsables por su de salud.