Monday, June 6, 2011     17:19
 

El monumento al Dr. Alfred B. Herrick

El Dr. Alfred B. Herrick había llegado a Panamá en junio de 1904, formando parte integral del gran equipo médico que había logrado aglutinar el Dr. William C. Gorgas para atacar el problema de sanear el istmo.

Se planeaba iniciar los trabajos del canal empleando la nueva táctica de salubridad primero y construcción después, derivada de la experiencia francesa.

Herrick tenía una valiosa hoja de servicios. Graduado en la Universidad de Johns Hopkins y con cuatro años de entrenamiento en el Barnes Hospital de Washington, era una muy valiosa adquisición para el sistema hospitalario de la zona canalera.

Luego de haber laborado por diez años con una gran devoción y espíritu científico en el Hospital de Ancón, decide junto a otros médicos (Reeder y James) abrir una clínica y hospital privado en la ciudad de Panamá. La primera se inició en 1914 y fue de inmediato un resonante éxito.

Más tarde, el 1 de mayo de 1916 se inauguró el Hospital Panamá y desde sus comienzos se convirtió en el primer centro hospitalario de todo Centro y Sur América, con una gran afluencia de pacientes que por todas partes eran grandes propagandistas de la excelente calidad de los servicios médicos allí prestados.

El motor principal lo era indudablemente el Dr. Herrick, quien fue rodeándose de los más distinguidos profesionales de la medicina de nuestro medio.

Herrick era extraordinario en su capacidad de trabajo, certero en sus diagnósticos y excelente en sus intervenciones. Todo esto iba muy bien acompañado por una enorme sensibilidad social y un decidido apoyo a los aspectos culturales de la ciudad de Panamá.

Por lo anterior, su muerte que ocurrió el 22 de noviembre de 1937 fue motivo de gran consternación, de genuino y hondo pesar para la nación panameña. Desde el primer momento se planearon diversos actos para honrar su memoria. Entre ellos, se integró un Comité para erigirle un monumento el cual sería costeado por suscripción popular. Este comité estaba formado por prestantes figuras de nuestra sociedad, presidido por la señora Cecilia Espinosa de Arias. Una de las trabajadoras más entusiastas fue la señora Sixta Morales de Soto, siéndole reconocida esta labor en una de las más acreditadas columnas periodísticas de la Estrella de Panamá.

El 9 de marzo de 1938, con la colecta cifrando ya en los B/.3,042.00 de un posible costo total de B/.3,500.00, el Comité tuvo una reunión para aprobar en definitiva los planos presentados por el escultor italiano Angelo Vannetti, autor de numerosas obras de gran importancia en varios países y quien tenía una amplia recomendación de Italo Campari, el Ministro de Italia en Panamá.

El Comité aprobó igualmente que el monumento sería develado el 22 de noviembre de 1938, al cumplirse el primer aniversario del deceso de tan distinguido profesional de la medicina. Quedaría localizado en una esquina del Hospital Panamá y representaría al Dr. Herrick en tamaño natural, meditando, sentado en una silla y en los lados algunas alegorías de su vida profesional. El monumento sería de 6 metros de alto, con pedestal de mármol y fundido en bronce.

Para el primero de abril, ya la cuenta había llegado a los B/3,489.00 y el financiamiento estaba totalmente asegurado. Don Angelo Vannetti podía trabajar a todo vapor para cumplir con la fecha estipulada.

Otra de las actividades que se realizaron de inmediato para honrar la memoria del esclarecido galeno, fue la remodelación de un cuarto privado en el Hospital Panamá, con muebles nuevos, cortinas, floreros y otras facilidades. La sociedad de Señoras Hebreas se encargó de estos arreglos y pagó un año por adelantado el costo de este cuarto, con el objeto de que fuera utilizado por los pacientes pobres en forma gratuita.

Después de varios meses de mucho trabajo y dedicación, el Comité, anuncia que el monumento había llegado a Panamá el 3 de septiembre de 1938 y que el escultor lo haría unos días después, para trabajar personalmente en todos los detalles de su instalación.

Exactamente como fue planeado meses atrás, llegó el 22 de noviembre de 1938 y con ello el cumplimiento de una gran misión.

Se publicó la invitación siguiente en los diarios locales:

"La Junta del Comité Pro Monumento Herrick tiene el honor de anunciar a los contribuyentes que el monumento se ha erigido en los terrenos del Hospital Panamá y los invita tanto a ellos como a los amigos del finado Dr. Herrick al acto de descorrer el velo, que tendrá lugar hoy 22 de noviembre a las 5:00 p.m., primer aniversario de su muerte. La señorita Marguerite Herrick descorrerá el velo y Don Samuel Lewis tomará la palabra".

La ceremonia fue muy emotiva y tuvo una enorme concurrencia, presidida por doña Malvina de Arosemena, primera dama de la República y con muy distinguidos profesionales del ambiente médico de todo el país. Había una profusión de ofrendas florales por todos los lados del monumento.

El orador de fondo Don Samuel Lewis pronunció un extraordinario discurso donde mencionaba:

"La humanidad desde los tiempos más remotos ha perpetuado el recuerdo de sus héroes, plasmado sus efigies en mármol o bronce para ejemplo y estímulo de las generaciones futuras". Añadiendo luego: "No hay error al afirmar que si la ciencia fue su religión, la caridad fue su nombre". Esta frase con pequeña variante se inscribió más tarde en la base del monumento, por considerarse que era de características lapidarias y resumía exactamente la vida del Dr. Herrick".

"LA CIENCIA FUE SU RELIGION Y HACER EL BIEN SU NORTE"

Aseveraba el extraordinario orador que "la trayectoria de su vida inmaculada ha de servir cual muy pocas, de estímulo de abnegación". Continuó después: "Y aquel resucitado en el bronce, vivirá perpetuamente acentuados sus rasgos físicos y morales, por la pátina de nuestro recuerdo sin ocaso".

Se cumplió así una formidable etapa de agradecimiento del pueblo hacia un preclaro y dedicado profesional, que elevó a grandes alturas la medicina panameña, convirtiendo a nuestro país en la meca hospitalaria por muchos años.

Otro punto interesante fue la exactitud del trabajo del Comité al entregar esa bella pieza estrictamente dentro del plazo fijado para su inauguración.

Panamá había cumplido en parte con su deuda de gratitud hacia ese gran hombre.

Años más tarde (1966), al derribarse el Hospital Panamá para dar paso a modernos edificios comerciales, la estatua fue trasladada hacia una nueva localización, a través de la misma calle y a extremo del Ministerio de Salud.

Herrick desde allí continúa con su mirada severa y científica escudriñando el futuro y recordando aquellos días cuando su hospital llegó a alcanzar la cima de la atención médica desde México hasta la Patagonia.