Monday, June 6, 2011     17:19
 

Los esposos Hurwitz en la historia de Palo Seco

Hacia las postrimerías de 1904, cuando los norteamericanos ya habían adquirido el control de la Salud Pública en el territorio nacional (noviembre 18, 1903), los diferentes aspectos de este problema habían sido analizados y programados con las autoridades panameñas.

Una tarde, mientras el Coronel William C. Gorgas, Jefe de Sanidad de la Zonal del Canal, hacía una visita por los barrios más pobres de la ciudad de Panamá, y en esta ocasión por la playa de Marañón, se entera de la existencia de un grupo de leprosos, trece en total, que estaban aislados del resto de la comunidad, viviendo en cuevas y como entes infrahumanos.

El traslado inmediato a otra área fue ordenado por el Coronel Gorgas y se reubicaron cerca de la estación del ferrocarril en Empire.

Este pasaje causó una vívida impresión al Jefe de Sanidad de la Zona del Canal, quien empezó a planear un hospital especial para estos contagiados y personalmente se encargó de seleccionar un bello sitio, localizado a la orilla izquierda de la entrada del Canal y conocido como Palo Seco. Tenía una extensión de 500 acres y estaba a sólo 6 millas de la capital.

En junio de 1905 la Comisión del Canal, destinó la suma de $25,000.00 para la construcción de un asilo para leprosos.

Fue inaugurado el día 10 de abril de 1907.

El hospital albergó en su inicio a los trece pacientes mencionados, que provenían de las ciudades de Panamá y Colón.

Se inició con ocho edificios, cuatro que estaban destinados a los leprosos, otro para labores hospitalarias, uno para residencia del superintendente, dos para el personal y una capilla.

Un médico hacía visitas mensuales para realizar curaciones y supervisar el tratamiento y alimentación de los pacientes.

Las medidas de control eran muy estrictas, hasta el punto que se llegó a instituir un sistema monetario propio para los pacientes. Eran monedas especiales que tenían un hueco en el centro, para una rápida identificación. Numimásticos panameños pueden exhibirlas hoy muy orgullosos, porque representan algo muy significativo dentro de la historia nacional.

La Colonia de leprosos siguió su vida monótona a través de los años, hasta mayo de 1927, cuando sucedió un evento que tendría una inmensa repercusión en su desenvolvimiento.

El Dr. Ezra Hurwitz, quien unos meses antes llegara a trabajar al Hospital Ancón fue nombrado Superintendente de Palo Seco.

Nacido en Kansas City, Missouri, trabajó durante la Primera Guerra Mundial en el Cuerpo Médico, donde llegó a Teniente. Después de su internado en Chicago, pasó a la práctica privada por siete años antes de viajar a la Zona del Canal.

Fuel el primer médico que vivió junto con sus pacientes en la misma Colonia, donde se convirtió en figura indispensable para todos en esa apartada región; siempre ayudado y secundado por la poderosa fuerza motora y emotiva de su esposa, doña Aida de Castro de Hurwitz.

Este matrimonio, con una tesonera y callada labor, fueron prácticamente transformando el asilo para leprosos de Palo Seco en un sitio donde imperaba, sobre todas las cosas, el cariño, la comprensión y el amor.

La actitud general de los empleados, público y los familiares también se ve envuelta en esta vorágine de positivos cambios.

La colonia llegó a tener 120 pacientes, diez de los cuales eran norteamericanos.

Se reconstruyó totalmente entre los años 1938 y 1945, con nuevos y modernos pabellones.