Monday, June 6, 2011     17:19
 

El affaire Panamá

Después de la derrota francesa en la guerra franco-prusiana de 1870, la nación gala quedó, como era lógico presumir, sin amigos ni apoyo internacional y el aspecto político interno, transformado en un auténtico caos.

Las inculpaciones por la derrota militar iban dirigidas hacia todos los grupos, que eran los receptores de recriminaciones muy fuertes, de las cuales no escapaba ni el mismo Emperador Napoleón III.

Los Borbones reestablecieron la monarquía, pero el pueblo francés, con grandes ansias de libertad, demandaban una nueva revolución en busca de cambios, pero que, paradójicamente, lo que produjo fue otra dinastía, con el rey Luis Felipe Orleáns
.gobernando por 18 años, siendo remplazada por otra asonada, que instaló la Segunda República, con el príncipe Luis Napoleón como presidente.

Muy poco tiempo duró este príncipe-presidente en estas funciones y atendiendo al propio llamado de su sangre azul, se hizo coronar como Emperador.

Resultado: Un giro completo en la política francesa para regresar al Imperio

Tras la derrota francesa, Bismarck, el Canciller alemán, impuso a Francia un humillante y vergonzoso Tratado, que le otorgaba las provincias de Alsacia y Lorena y un pago de cinco mil millones de francos, como reparación por los costos de la guerra.

Adolfo Thiers, en esos tiempos Chef de la nación francesa, fue el único de los altos personajes que se atrevió a firmar el ya citado tratado, que trajo revueltas en Francia, con un gran número de muertos.

Para 1873, Thiers fue reemplazado por el monárquico Mariscal MacMahon, a quien después de un tiempo, le aplicaron una reforma constitucional , por medio de la cual, el nombramiento de Presidente de la República, se efectuaría por la Cámara y el Senado, por un período de 7 años, surgiendo la III República y de esta forma, la automática finalización del régimen de MacMahon.

Los eventos subsiguientes fueron demostrando una debilidad clara, en todas las actuaciones de la República, que se acentuó con el desastre de la Compagnie Universelle du Canal Interoceanique en el intento por construir el Canal de Panamá y la pérdida de más de mil millones de francos, la mayoría de ellos, provenientes de pequeños inversionistas, que vino a significar, un duro golpe para el ya herido régimen republicano.

El proceso legal seguido al Conde de Lesseps, a su hijo Charles y otros destacados ciudadanos de Francia, estuvo plagado de tintes políticos, destacándose, primordialmente, por su anti-republicanismo, que determinó un inevitable giro a la izquierda, como única vía para salvar al régimen.

El colapso de la empresa francesa en el Canal de Panamá, tomó en Francia un camino antirrepublicano, como ya mencionado, pero más todavía, asomaba por todas partes el ansia de revancha contra Alemania, por la derrota de 1820.

Los accionistas de la Compañía, eran en su gran mayoría gente humilde del pueblo, que siempre mantuvo la esperanza de un milagro que permitiera al Conde de Lesseps, salir avante de esos malos momentos financieros.

El escándalo de la quiebra francesa, hubiera pasado como un episodio más y casi directamente al olvido, a no ser por ciertos personajes políticos que tenían ambiciones de venganza y querían cortar cabezas en esos momentos.

En Panamá existía, además de un derroche en obras mal calculadas y peor ejecutadas, un contubernio con las altas autoridades del gobierno francés.

Un comité de 33 miembros fue nombrado en París, para llevar a cabo una investigación, que después de 63 sesiones, dejó todas sus deliberaciones plasmadas en tres grandes volúmenes, involucrando a las más grandes figuras políticas. No se escaparon Primeros Ministros, Senadores, Diputados, Generales y Coroneles, Jueces y Abogados, Banqueros y muchos otros en los diferentes campos de las finanzas y economía.

Numerosos ciudadanos llegaron a opinar que se trataba de una conspiración diabólica, en la cual no estuvo ausente el ingrediente sexual, al saltar a la escena una cortesana, cuya casa fue el centro inteligencia de todas las actividades.

El affaire Panamá se dividió en dos procesos legales que marchaban paralelos: el Petit Panamá, donde se ventilaban los casos de estafa y abuso de confianza ( los de Lesseps, Fontane y el Barón Henri de Cottu y el Grand Panamá, que se encargaría de todos los encausados por cohecho, que incluía a muchos personajes del mundo político y financiero.

El juicio terminó el 7 de febrero de 1893, con la condena por estafa y abuso de confianza a Fernando y Carlos de Lesseps (5 años de prisión) y una multa de 3000 francos. Fontane, Cottu, a Fontane y Cottu , prisión por dos años y multa de 3000 francos y a Eiffel, también dos años de prisión y 20.000 francos de multa.

La sentencia del Conde fue dejada en suspenso, debido a su enfermedad y a su a avanzada edad. Otros culpables fueron Vallart (cinco años) y Blondin (dos años).

Absueltos Sans- Leroy, Floquart, Clemanceau y Soineoury.

En éstas discusiones salieron a la luz, una gran cantidad de turbios negocios, chantajes, despilfarros, que endilgaron a nuestro país una imagen pervertida, originando la asociación del nombre Panamá, con toda clase de actos de corrupción.

Tomó muchos años romper este maleficio, que manchó nuestra reputación, pero al final el panorama se esclareció y se pudo actuar, con la frente en alto, en el concierto de las naciones, para años más tarde, servir como la nación que dividió su territorio, para por medio del Canal de Panamá, servir como unión para el resto del mundo.