Monday, June 6, 2011     17:19
 

En tiempos de California

Con la esperanza de construir un paso que comunicara ambos océanos, mediante una vía ferrocarrilera, el gobierno de Nueva Granada suscribió varias concesiones, empezando con Charles Biddle en 1835, que terminó en un gran fracaso.

En 1845 fue aprobado otro contrato con igual fin, por la firma Solomon y Cia,con con una duración de noventa años, que tuvo un final semejante .

En enero de 1848 se encontraron en California, unos grandes yacimientos de oro que marcaron un tremendo éxodo de personas, que por todos los medios de transportación posibles, trataban de viajar lo más rápido , hacia el nuevo El Dorado.

Los ansiosos exploradores marchaban por tierra cruzando de este a oeste el territorio de los Estados Unidos, acompañados por sus familias y en grandes caravanas, siguiendo extrañas y difíciles rutas, donde eran muy frecuentes los ataques hostiles de los indios.

También se empleaba la vía marítima, que por ese entonces, los barcos tenían que dar la vuelta por el Estrecho de Magallanes, lo cual significaba muchas millas añadidas a un largo viaje.

De New York a San Francisco siguiendo esta ruta, significaba alrededor de 13.000, en cambio, cruzando el istmo de Panamá, aunque se tratara de infernales caminos con innumerables peligros y enfermedades, había un recorrido de solo 5000 millas, con un claro ahorro de 8000 millas.

La vía cruzando Panamá, no había estado muy frecuentada, cuando sucedió el naufragio del pequeño navío Falcon y el desembarco en Colón de 200 viajeros, quienes no tuvieron otra alternativa que marchar hacia Panamá, subiendo en canoas por el Río Chagres, luego vadeando a pié o en mulas por el Camino de Cruces y finalmente arribar a la capital.

Aunque sufrieron toda clase de incomodidades y padecimientos, este grupo tuvo un éxito total en su travesía y de inmediato, la ruta se impuso por el ahorro de tiempo.

Nuevamente, se hizo notorio en nuestra historia, la gran influencia que ejerció un hecho acaecido a miles de millas de nuestras fronteras y que tuvo enormes repercusiones enla apacible y tranquila vida de los panameños.

Para llegar a la California, la ruta de Panamá se iba imponiendo sobre las otras y observando esta realidad, floreció la idea de construir un ferrocarril transoceánico en los norteamericanos John L. Stevens, William Aspinwall y George W. Totten y tratar de acaparar todo el mercado de viajeros que deseaban trasladarse hacia el dorado lugar.

Los trabajos del ferrocarril no llevaban el avance suficiente y empezaba a reinar el desconcierto entre los dirigentes, cuando otro hecho fortuito, vino a presentarse como una bendición y decretar la salvación de la empresa.

Debido al mal tiempo reinante, en una ocasión, unos barcos no pudieron atracar en el puerto de Chagres y los pasajeros debieron descender en Manzanillo, y desde allí, abordar unos vagones del ferrocarril ( en construcción ), para llegar hasta Gatún, determinando así, un nuevo punto de desembarque, que hizo más fácil y expedito, el traslado de los pasajeros.

El 28 de enero de 1855, el viaje inaugural del tren fue realizado con un gran éxito. Vinieron muchas celebraciones con vino, champagne y bailes.

La gran obra costó cerca de 8.000.000 de dólares y un gran número de muertos, que una leyenda infundada, exagerada, de color negro y que irresponsablemente se repite, estima en uno fallecido por cada durmiente de la vía.

Un personaje ávido por los números, estimó que había 75.000 de estos durmientes y era muy obvio que tal cantidad de defunciones jamás pudo ocurrir. Algunos cálculos mencionan aproximadamente cerca de 8000 difuntos.

El costo del pasaje era de $ 25.00, una vía, más 10 centavos por libra de equipaje. Con estos altos cobros, la Compañía del Ferrocarril de Panamá, se convirtió en el más próspero negocio de esos tiempos, cuyas acciones se llegaron a cotizar muy alto en la Bolsa de Valores de New York.

Los tiempos de La California, fueron recordados con mucho cariño en Panamá, pues se vivió una bonanza y gran auge económico, resultado de nuestra privilegiada posición geográfica, que una vez más, trazó nuestro destino de un país de tránsito.