Monday, June 6, 2011     17:19
 

Kong Wong Yee, el chino olivdado del 3 de noviembre de 1903

La guerra de Los Mil Días con su enorme secuela de muertes, sobretodo en la batalla final del Puente de Calidonia, vino a ser un elemento, muy determinante, para acelerar los planes secesionistas de los patriotas panameños; aunque es innegable, que fue el rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Senado Colombiano, el 12 de agosto de 1903, de forma unánime, el factor catalítico de mayor importancia.

Como se puede observar por las fechas, los istmeños solo tuvieron 81 días para organizar y llevar a cabo, el movimiento de secesión (12 de agosto a 3 de noviembre)

El presidente de Colombia, Dr. José M. Marroquín, había recibido muchas recomendaciones, donde le hacían saber, que el rechazo del mencionado Tratado por el Senado, tendría funestas consecuencias para el país.

Sobre este punto, fueron muy claras y contundentes, las opiniones vertidas por los Embajadores de Colombia ante los Estados Unidos, Concha y Herrán, además por el distinguido diplomático Martínez Silva, el doctor en Leyes Enrique Cortés y el Gobernador del Departamento de Panamá Facundo Mutis Durán, todos ellos, personajes de muy altas posiciones y dueños de la mayor credibilidad, a través de sus vidas.

Bunau-Varilla, además de haber advertido al gobierno colombiano, sobre el mismo tema, publica en el periódico parisino Le Matin, el 2 de septiembre de 1903, un extenso artículo donde mantenía la tesis de que esta repulsa, equivaldría a una carta en blanco para que los Estados Unidos, actuando en forma directa y sin consultar con nadie, iniciarían los trabajos de excavación del Canal, después de firmar un Tratado, ya no con Colombia, sino con una independiente Panamá.

La potencia norteña., contrario a su política exterior de siempre, enviaron el citado Tratado Herrán-Hay a Bogotá, habiendo el Senado norteamericano otorgado su aprobación , el 23 de enero de 1903, sin la previa aceptación por parte de Colombia.

El Senado de Colombia, después de varios días de tormentosas sesiones, terminó por rechazarlo, en forma unánime, el 20 de agosto de 1903.

Un tremendo bofetón diplomático que no sería fácilmente olvidado y que nunca más llegarían a cometerlo.

El 29 de agosto del mismo año, el embajador Tomás Herrán se dirige al presidente José Manuel Marroquín, expresándole que el rechazo del Tratado, había tenido un efecto tremendamente negativo, en la opinión pública norteamericana y sobre todo en el presidente Theodore Roosevelt, quien sentía que había sido tomado por un tonto y además burlado.

El 4 de septiembre, Herrán insiste ante su gobierno, señalándole que los istmeños adelantan gestiones para separar a Panamá de Colombia y entonces firmar un Tratado para la construcción del Canal, directamente con los Estados Unidos.

Cuatro días más tarde, el mismo diplomático, envía una nota a William Cromwell, abogado norteamericano de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, donde le reprocha sus acciones a favor de los grupos secesionistas istmeños.

Para esta época, era un secreto a voces, la acción que tomarían los panameños, posterior al rechazo del Tratado Herrán- Hay.

El ya mencionado Cromwell, de la reconocida firma Sullivan y Cromwell, también añade su grano de arena en estas premoniciones, al dirigirle un mensaje al presidente Roosevelt, el 15 de octubre de 1903, donde le indicaba “ si usted deja pasar la oportunidad de hacer el Canal de Panamá, posiblemente se pierda para siempre, la mejor opción que se nos ha presentado, hasta la fecha, para realizar esta obra”.

Con la llegada de Amador Guerrero a Panamá, ( octubre 27 ) procedente de New York, los pasos hacia un levantamiento en Panamá, se aceleraron y el apresamiento de los generales colombianos Tobar y Amaya, apoyados por el general Esteban Huertas, fueron el detonante para iniciar el movimiento revolucionario del 3 de noviembre.

El Coronel Jorge Martínez, quien en realidad era un Comisario-Pagador, quedó por circunstancias del destino, al mando de la cañonera Bogotá, surta en la Bahía de Panamá, había intimidado con bombardear la ciudad, si los apresados generales no eran puestos en libertad y como no sucedió así, inició su amenaza ,que se tradujo en seis cañonazos que produjeron mucho pánico en la población y mataron a un ciudadano chino y a un burro.

Este cañoneo fue contestado desde la muralla de las Bóvedas, por el capitán Juan B. Chevalier y la Bogotá viró su rumbo y desapareció de vista.

También estaban anclados en la Bahía el “ 21 de noviembre “ y el “ Chucuito “ que no participaron en la acción .

El nombre del asiático ha estado, durante varios años, casi totalmente ignorado, en artículos y en libros de texto de Historia, relativos a la causa secesionista panameña.

Algunos autores, después de diversas investigaciones mencionan que se llamaba WONG KONG YEE.

El proyectil que lo mató, mientras dormía placidamente una siesta en su cuarto de Salsipuedes, fue recuperado por el General Nicolás de Obarrio y posteriormente entregado a Herbert Prescott, Jefe de Correos y Telégrafos de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, en reconocimiento a su eficiente y extraordinaria ayuda durante la saga separatista.

El misterio se desvanece, aunque solo importe para la exactitud de la Historia.

Desde ahora en adelante, se mencionará que los cañonazos de la Bogotá mataron a un ciudadano chino llamado Wong Kong Yee y a un burro.

Por fortuna, esa fue la totalidad de la sangre humana que se derramó en el movimiento secesionista de Panamá de Colombia, por lo demás incruento.