Monday, June 6, 2011     17:19
 

Inauguracion de la nueva sede del Bazar Frances

El 14 de septiembre de 1935 se llevó a cabo la inauguración del nuevo almacén BAZAR FRANCES, en sus modernas instalaciones de la Plaza de Santa Ana, en el corazón mismo de la ciudad de Panamá.

La historia lo remonta a 1853, en los tiempos de la Nueva Granada, cuando eran sus dueños los señores Lefevre y Roussel, quienes se dedicaron originalmente a la importación de mercadería de Francia, y de aquí se derivó el nombre para el negocio.

Hacia el año 1858, cuando los señores mencionados se encontraban en la edad de retiro, trajeron desde Francia, en calidad de empleado, a don Máximo Heurtematte, sobrino del señor Lefevre.

El señor Heurtematte resultó ser la gran adquisición para la firma, ya que de inmediato se destacó como un gran trabajador, muy dedicado a la empresa, con mucha visión comercial, un fino trato con los clientes, aunados a una acrisolada honradez.

Pocos años más tarde, sus patrones le vendieron la totalidad de las acciones y la razón social se cambió a Heurtematte y Cia., pero se conservó el muy conocido nombre del almacén.

La inquietud por abrir nuevos horizontes, llevó a don Máximo a expandir la firma, estableciendo en la ciudad de Colón, Buenaventura y Cali,Colombia, para negocios al por menor.

Se incluyó entre las nuevas actividades, la compra y venta de oro y platino, que se exportaba con mucho éxito a Europa.

Don Máximo casó con dama panameña y tuvo dos hijos, Julio y Roberto El primero procreó a Max y a Julio Ernesto.

Max fue un político y diplomático de gran renombre y posteriormente estuvo, por varios años, como Gerente General de Corrugados de Guatemala, una filial de la fábrica principal de Panamá.

Al casarse con Genarina, mucho más conocida como la Chola Arias, distinguida y bella señorita de la sociedad panameña, tuvieron a Maxito, comerciante y diplomático, pero sobre todo y siguiendo las huellas de su progenitor, un caballero a carta cabal.

Julio Ernesto se dedicó primordialmente a la Banca.

Roberto, por su parte, tuvo un hijo, don Roberto Heurtematte Espinosa, quien fue la bujía y el motor generador de los grandes y avanzados cambios que renovaron al Bazar Francés, llevando al negocio hacia sus modernas instalaciones que abrieron sus puertas ese 14 de septiembre de 1935.

El muy moderno edificio, se construyó en un lote frente a la Plaza de Santa Ana, donde quedaba el famoso Hotel Metropole, que fue un sitio muy popular y tradicional en la ciudad de Panamá, a finales del siglo XIX.

El nuevo edificio, era un espacioso almacén, con amplias vidrieras hacia la Avenida Central y frente al Parque de Santa Ana, como ya mencionado,

Esta enorme área de exhibición constituía un punto muy novedoso y de requerida visita para la gran clientela del almacén.

Al adquirirse un artículo de cualquier tipo , se podía confiar en la calidad y categoría del mismo, respaldada por la sobre centenaria fama del Bazar Francés.

Como el terreno de 2000 metros cuadrados, tenía un desnivel natural hacia la calle posterior, fue aprovechado para la construcción de garages para estacionamiento de los clientes, una idea novedosa en Panamá.

Desde que se entraba al nuevo almacén, se notaba inmediatamente, que era un sitio exclusivo y de altísima categoría.

La Sastrería del Bazar Francés confeccionaba los mejores vestidos y trajes para la sociedad panameña, que los lucía con mucho gusto y seguridad en la calidad del estilo y material empleado.

Para una mejor atención a la tan distinguida clientela, se dividía en Departamentos especializados, como de Sedas,Caballeros. Damas, zapatería, artículos de playa, contabilidad y otros.

En un anuncio publicado en uno de los diarios de la época, se leía:

"Nuestro nuevo Departamento de Sedas, será la sensación de la ciudad. Oferta especial de apertura: Seda inarrugable en colores lisos. 80 centavos la yarda."

Con la inauguración de este templo de la moda, la ciudad de Panamá iba tomando aires de una gran urbe moderna.

La exigente clientela nunca fue defraudada, ya que el Bazar Francés continuó y mejoró todos los aspectos conocidos hasta el momento en lo referente a la importación de los mejores artículos, unidos a una extraordinaria y muy personal atención al bien selecto público.

La inauguración del fino almacén tuvo el gran mérito de llevarse a cabo cuando el mundo de los negocios, transitaba por una fase muy crítica de la economía mundial y nacional.

En nuestro país se tomaron severas medidas económicas para combatir esta situación, que incluyeron la rebaja general de salarios para los servidores públicos, desde el Ciudadano Presidente para abajo, además de substanciales recortes en todas las partidas presupuestarias .

Pero Heurtematte y Cia., tenían mucha fe y absoluta confianza en que se saldría adelante de estos malos momentos económicos, igual como sucedió en años anteriores con la quiebra de la Compagnie Universelle du Canal de Panamá, con las numerosas guerras en Colombia y su consiguiente inestabilidad política y económica, con la disminución de los viajeros del Ferrocarril de Panamá, que se dirigían hacia California en búsqueda de los casi exhaustos yacimientos de oro y otros episodios, unas veces de bonanza y muchos otros de crisis.

El primer Bazar Francés y ahora el muy moderno que se inauguraba, vivieron y sortearon con éxito todos los avatares del tiempo.

Resultó un gran ejemplo a seguir para las generaciones posteriores al año de 1935 y un timbre de orgullo para aquellos caballeros que se lanzaron a esa gran aventura.