Monday, June 6, 2011     17:19
 

Nadadores en el Canal de Panamá

La natación, ya sea como pasatiempo o deporte, resulta ser una actividad muy placentera y fácil de llevarse a cabo, al mismo tiempo que no conlleva un gran costo económico.

A medida que los trabajos del Canal de Panamá avanzaban, mayores eran las posibilidades de encontrar y habilitar lugares atractivos para ser utilizados en estas diversiones.

Ante dicha situación y para prevenir un uso desordenado en estas áreas, el Coronel George W. Goethals, presidente de la Comisión del Canal, publicó en diciembre de 1913 la circular No. 515, por medio de la cual se restringían ciertas áreas para la natación, con miras a evitar cualquier tipo de entorpecimiento a las obras del canal.

Un lugar especial también se reservó para el uso del personal estacionado en los fuertes Elliot y Otis.

Se autorizaba a la División de Policía y Prisiones para el cumplimiento específico de estas disposiciones.

Aquellos que laboraban en equipos flotantes de trabajo (dragas, remolcadores, excavadoras flotantes, grúas, etc.) podían bañarse en el mar o en lagos, cercanos a su área de trabajo, mientras se encontraran en horas no laborables, pero observando las limitaciones legales ya existentes.

El deseo de cruzar a nado el Canal de Panamá se hizo presente en muchas personas, tan pronto como la portentosa obra se acercaba a su finalización.

El 12 de noviembre de 1913, se le dio un permiso especial al capitán Allan Borran y a Hellen My Golding, para nadar en el canal, pero sin incluir el corte de Culebra, que todavía no se encontraba completamente terminado.

El capitán Borran lo realizó el 22 de noviembre desde las esclusas de Gatún hasta unas 20 millas de distancia, de 5:20 a.m. a 6:15 p.m., reanudando su travesía dos días más tarde, a las 10:00 a.m. para llegar a Balboa a las 2:30 p.m. Treinta millas en total, cubiertas en 16 horas y 35 minutos, con el período de descanso ya citado.

Hellen My Golding nadó de Cristóbal a Balboa en varias etapas, aunque su intento no incluyó el viaje por las esclusas. Ha sido la única mujer en lanzarse a este tipo de aventuras, hasta el momento.

El primer cruce del canal, de océano a océano, fue efectuado por J. R. Bingaman y James Wendell Green, quienes al solicitar el permiso respectivo, expresaban que tal honor se les debía otorgar, por ser trabajadores de la Compañía.

El 18 de agosto de 1914, apenas tres días después de la apertura oficial del Canal por el vapor Ancón, se les concedió tal autorización.

Iniciaron su travesía el 22 de agosto y como eran obreros del Canal, (su principal argumento), únicamente se les permitió nadar los días domingos. De esta forma, el 18 de octubre, terminaron el trayecto de 45 millas, con un total de 26 horas y 34 minutos de tiempo en el agua. Fueron acompañados por botes con alimentos, tomadores de tiempo y por oficiales. Se les autorizó para nadar en las esclusas cuando no estuvieran funcionando, de manera que se vieron forzados a subir o bajar de ellas, por medio de las escaleras.

El evento más publicitado ocurrió el 14 de agosto de 1928, cuando el gobernador M. L. Walker, accedió a que Richard Halliburton, hiciera la travesía, mediante el siguiente documento:

Mr. Richard Halliburton
Hotel Tívoli,
Ancón, Canal Zone

Señor:

Con referencia a nuestra conversación personal en el día de hoy, le informo que no existe ninguna objeción por parte de las autoridades del Canal hacia su proyectado nado de Colón a Panamá.

Relacionado a este punto se le advierte que necesita la serie de vacunas anti-tifoidea. También se le quiere informar que lagartos han sido vistos con frecuencia en el Corte Gaillard.

Igualmente se le autoriza para ir en un bote con un experto tirador un camarógrafo, y un reportero. También se le autoriza nadar a través de las esclusas.

Se aclara que cualquier gasto que incurriera esta expedición será por su cuenta y que el Canal de Panamá no será responsable por cualquier daño que se le presente.

Atentamente,
M. L. Walker
Gobernador

Halliburton cruzó las esclusas a nado, con ascensos y descensos en las mismas, como si se tratara del barco más grande de la flota. Por su peso corporal (140 lbs) tuvo que pagar el correspondiente peaje de $0.36. El periplo de Halliburton demoró 10 días con un total de 50 horas dentro del agua.

Después de su exitoso cruce, escribió el libro "NEW WORLDS TO CONQUER" publicado en 1929 por la editora Bobs-Merrill & Co., de Indiannapolis, Indiana. El capítulo octavo bajo el título de THE S.S. RICHARD HALLIBURTON (página 90 ), lo dedica a una descripción muy detallada y anecdótica de su esfuerzo.

Una nueva tentativa por cruzar a nado el canal, la trataron de llevar a cabo en 1936, Marvin Beacham y Regis Parton, pero su petición fue negada por las autoridades respectivas, después de tener muy adelantados sus preparativos.

El 22 de junio de 1950, Charles McGinn cubrió a nado desde Gatún hasta las esclusas de Miraflores , en un tiempo de 36 horas. El viaje duró seis días, con sus respectivos descansos.

El capitán Robert F. Legge hizo el recorrido de Gatún a Miraflores, en octubre de 1958, en 21 horas y 54 minutos, pagando $0.72 de costo por este cruce. Posteriormente, el gobernador William Potter, le entregó la llave Maestra del Canal de Panamá, en el grado de "BARCO HONORARIO" como reconocimiento a su hazaña.

El 12 de mayo de 1959, el sargento George W. Harrison, nadó desde Gatún a las esclusas de Miraflores, en 22 horas y 52 minutos, con descansos fuera del agua para alimentos, aplicación de las grasas y masajes. Sin embargo, no cruzó a través de las esclusas de Pedro Miguel, sino que lo hizo a pié, caminando por sus bordes. (Panamá Canal Review, agosto 1966, página 8).

El 29 de diciembre de 1962, Albert H. Oshiver, fue de Gatún a Gamboa en el tiempo récord de 29 horas y sin ningún descanso en la ruta, pagando $0.72 como el equivalente a su peaje. Arribó a Gamboa al día siguiente a las 5 a.m. También se le otorgó la llave maestra del Canal.

El último intento para nadar por todo el Canal y sin paradas, lo realizó el hindú Mihir Sen, el 30 de octubre de 1966, pero tuvo que abandonar la prueba después de 15 horas, debido a fuertes calambres estomacales , cuando había cubierto 12 de las 45 millas del recorrido total.

Desde entonces no se ha concedido autorización de ningún tipo para estas proezas.

El uso de las aguas de la gran zanja para buceos, esquí acuático, acuaplanos, botes de pequeño calado, hidroplanos, ferries, yates y otras categorías de vehículos acuáticos, se encuentra muy bien delimitado en el CODE OF FEDERAL REGULATIONS, que se revisa anualmente. El libro consta de 50 títulos, divididos en capítulos. El libro 35 corresponde a las disposiciones sobre el Canal de Panamá.

Es curioso observar el afán y la motivación de las diez personas que han intervenido en esta hazaña. La mayoría la efectuaron solo para vencer un deseo, para llenar una meta en sus vidas y por dominar una obsesión.

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